Érase una vez, a poco más de dos leguas de una plaza hermosa corazón de Segovia, un Soto al que todos llamaban y siguen llamando “El Parral”. Desde lo alto del histórico castillo de la villa episcopal, se divisa como si un reptil de árboles sin silueta propia.
Un escritor de renombre dijo que la plaza más bella de España era la de Salamanca y la más pintoresca la de Turégano: “La de Salamanca porque fue diseñada y construida por Joaquín Churriguera, la de Turégano porque nació del pueblo, con el pueblo y para el pueblo como si se autoconstruyera a sí misma lentamente”.
El próximo sábado, esa plaza única se transformará en escenario de una de las zarzuelas más bellas que existen para recrear la vida cotidiana de un grupo de segovianos del siglo XIX: Damián, el tío Sabino, Catalina, el Tío Prudencio, Aurora, Germán, Miguel, Angelita, los mozos y las mozas del Soto… Hombres y mujeres de carne y hueso que en su día acudían al mercado tureganense situado en esta misma plaza y a los encierros y corridas de novillos que aún siguen aquí celebrándose.
La del Soto del Parral no es el tinglado de una antigua farsa, al estilo de Los Intereses Creados de Jacinto Benavente, pero alivió en posadas aldeanas el cansancio de los trajinantes y embobó en las plazas de humildes lugares a los simples villanos siendo de todos y para todos...
En una de las versiones más significativas, la carátula de los discos y DVDs de esta zarzuela recoge precisamente la fotografía de una moza tureganense vestida con el traje regional segoviano y mirando desde lo alto del castillo al Soto y a esta plaza tan histórica y diferente.
La producción y dirección corre a cargo de Nieves Fernández de Sevilla, la nieta del autor del libreto. “Es el corazón de mi gente palpitando en ella”, me dice Nieves, para añadir: “Cuando Emilio Sagi Barba y Paquita Morante interpretaron el dúo del segundo acto el día de su estreno, al llegar a la frase de la soprano "mi cariño verdadero mi vida entera" el público interrumpió el número aplaudiendo, vitoreando, braveando, y tuvieron que salir los autores a saludar y hubo de comenzar nuevamente la interpretación de dicho dúo. Era la zarzuela preferida de mi abuelo, y aunque estrenó cerca de cuarenta, se estuvo representado a la vez en tres teatros de Madrid: La latina, El Apolo y el Calderón.”
Nieves Fernández de Sevilla es probablemente la persona que más sabe de la zarzuela y sus contingencias. “Mirando hacia atrás en la vida, después de estrenarse en Madrid el Soto, en el año 1943 mi madre, Mª Luisa, se caso con un segoviano de Veganzones que se llamaba Ramón Gutiérrez Tovar, cuyo padre era de Turégano” –me dice–. “Es el pueblo de mis sueños, el lugar donde me enamoré por primera vez y donde mi alma se quedó enredada para siempre…”
Lo que escucharemos y veremos es un extraordinario drama costumbrista en dos actos, ambientado en tierras segovianas y repleto de emociones nacidas de los amores, desamores, intrigas, celos y traiciones que viven sus protagonistas. “¿Dónde estarán nuestros mozos?”; “Segoviana presumida sin ti no sé vivir”; “Que soy la más linda de todas las mozas”; “Mintió su cariño”; “Ya estoy aquí, no te amohínes, mujer”… Reviviremos la exaltación de la tierra segoviana que riega el Pirón y cuya capilla Sixtina del estilo románico se escondía hasta el pasado año en la iglesia de Santiago de la villa episcopal y que ahora se visita con emoción y asombro.
Habrá lágrimas cuando al finalizar la obra se cante: “En la cumbre nace el agua, y en el llano está la flor, y en los ojos de mi niña refulgen alegres los rayos de sol. Entre espigas y amapolas me juraste tu querer, y entre nieves y ventiscas te dije te quiero, pensando en ti me muero y no te olvidaré.” Porque “hubo en el Soto alegría y vino y baile en la boda” cuando, para finalizar, el tío Sabino, aquel curandero y correveidile del Soto, cerró el asunto con un finis coronat muy popular en nuestra tierra: “Y así termina el romance: aquí paz y después gloria”.
Ningún segoviano de corazón debiera perderse el espectáculo. Os lo dice el cronista oficial de Turégano. Será un acontecimiento único e inolvidable.
“A Segovia, recia tierra castellana en cuya tradicional hidalguía y pintorescas costumbres hallaron ambiente para esta zarzuela, los Autores”. Así lo proclama la dedicatoria del libreto.