1803.- Que Astérix muera conmigo10/07/2015
Música de Satie. Junio de luna azul: dos lunas llenas en un mismo mes ("blue moon"). El hombre más sabio de la historia escribió que “la poesía es más profunda y más filosófica que la historia”; era griego y se llamaba Aristóteles. Con él de referente, me pone hablar de Curzio Malaparte, un escritor de la Toscana italiana que nació más de dos mil años después del estagirita.
Cuando hace un millón de años, siglo más siglo menos, comencé a leer a Curzio Malaparte, me encandilaban sus reflexiones locas. No era tan sabio como Aristóteles pero de él decía nuestro Agustín de Foxá que “no necesitaba aprender nada de la vida ni de la cultura, porque ya había nacido sabiendo de una cosa y de la otra”. Seguro que se habría abstenido en el referéndum griego de los despropósitos. Igual que lo hizo en el referéndum andaluz del 28 de febrero de 1980 cuando los convocantes, yo entre ellos, pedíamos la abstención o el voto en blanco, ¡qué paradoja!
Malaparte escribió que “es preferible una Europa kaputt a la Europa de ayer y a la de hace veinte o treinta años. Que es mucho mejor que esté todo por hacer que tener que aceptarlo como era cual inevitable herencia.”
La inevitable herencia es un bicho que corroe los intestinos de la historia.
La herencia es un síndrome del que, como dijo un político y militar español que nació en el mismo año en que se perdió Cuba, "al llegar la hora de rendir la vida ante el Altísimo, no olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros, y para ello deponed, frente a los supremos intereses de la Patria y del pueblo español, toda mira personal." Cuando se murió y fue enterrado en Cuelgamuros bajo una cruz kilométrica de granito, unos españoles dimos un SALTO y otros tuvieron un SOBRESALTO.
La más grande lección de la historia es que nadie aprende las lecciones de la historia. Y mucho menos Alexis Tsipras o su alter ego y ex ministro de Economía Yanis Varoofakis que se han acogido a la “Maniobra del Hombre Ausente”, una táctica que pertenece al abecé de cualquier Manual de Negociación que se precie.
Sin Varoofakis al lado, Tsipras tiene cara de arcángel desangelado. Son dos histriones que cuando les miras no sabes si están en el mito, en la novela o si son dos pilares tramposos de un rompeolas mediático.
Los del "Nai" y los del "Oxi” griego han seguido el consejo de un dibujante francés que antes de morir escribió: "En mi testamento exijo que Astérix muera conmigo”.