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1761.- El elefante desnudo

06/09/2014

Se pensaba que era un caudillo enviado por Dios para salvar a Cataluña y de paso a España, y resultó ser era un sátrapa que ocultaba nuestra riqueza bajo la bóveda de un elefante vestido de payés. Es un choni que se hace selfies con toda su parentela: una sonrisa, cara de tontos, “patata”, y ya.

Cuando Pasqual Maragall acusó a CIU de quedarse con el tres por ciento del dinero procedente de las adjudicaciones de obra pública en Cataluña, un rayo del cielo le inyectó un pelotazo de altheimer. Algo parecido a cuando el dios de los acantilados inyectó a Adolfo Suárez la tosina amnésica del mejillón para joderle la memoria.

A este sátrapa se le llamaba el “honorable”, y ahora que está muriéndose a chorros intenta salvar a sus colegones llevándose al otro barrio la mierda del borrón y cuenta nueva. Se hace el harakiri para que su ralea siga disfrutando del botín de su rapiña vergonzante.

Entre los musulmanes chiíes, un mulá es un miembro del clero chií cuyos líderes son los ayatolás- El mulá convergente de Cataluña es un señor que se hace pasar por justo y bondadoso para adueñarse de la mejor tajada del festín. Un elefante desnudo que agoniza al borde del camino mientras los paseantes le escupen.
En el selfie de este sátrapa, una lagrimita, “patata”, y un título en la sepultura: “su muerte no debe ponernos tristes. Aunque ya no esté con nosotros, el recuerdo de las cosas que hizo será imborrable”.

Mira, Jordi Pujol i Soley, un par de veces te conocí cuando entonces y me engañaste. Hoy te digo algo que aprendí de don Jacinto Benavente:“El honor no se gana un día para que en un día pueda perderse. Quien en una hora puede dejar de ser honrado, es que no lo fue nunca.”

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