1645.- Leer es renacer23/04/2012
Cuando aprendí a leer, me compliqué la vida. Cuando dejo de leer, ni siquiera soy.
Me pone que los hombres hayamos establecido por primavera “El día del libro”. Leer es retoñar para vivir de nuevo.
Mientras sentados en lo alto de la montaña observamos cómo luchan los tigres entre sí, Cerbero nos vigila. Así mientras vivimos. El can Cerbero es el perro de Hades. Un monstruo de tres cabezas, con una serpiente en lugar de cola. Guarda la puerta del Hades para que los muertos no puedan regresar y los vivos no podamos entrar hasta que nos llegue la hora asignada. Hades era hermano de Zeus, el padre de los dioses, y de Poseidón, el dios del mar y «Agitador de la Tierra». Como en el reparto del mundo a Hades le tocó ser el señor de las regiones infernales, se llama “Hades” a ese lugar siempre en naufragio y nunca a la deriva.
Hasta el encuentro con el can Cerbero (el “cancerbero”), los hombres y los países observamos los fuegos que arden al otro lado del río. En Cataluña, por ejemplo, en el día de San Jordi a las mujeres se les regala una flor y a los hombres un libro; la flor es el órgano sexual de las plantas, el libro, el producto del intelecto. En Castilla y León hacemos fiesta patriótica por aquello que pasó en Villalar hace la intemerata y, al tiempo, celebramos el día regalando o comprando libros. Se olvidan de que cada persona,brilla con luz propia entre todas las demás.
Tigres que luchan. Hombres que observan los fuegos del Hades desde la otra orilla. Cada hombre es un fueguito. El barquero Caronte guiando las sombras errantes de los difuntos de un lado a otro del río Aqueronte. Cerbero siempre vigilando...
Para poder seguir leyendo (también por eso) me gusta tener toda una vida por delante. La vida, corta o larga, o se tiene por delante o no se tiene. El pasado es la nada disfrazada de recuerdos. El mañana, la nada disfrazada de ilusiones.
Mientras vivimos, navegamos por el mejor de los tiempos y por el peor de los tiempos. Por la edad de la sabiduría y también por la de la locura (mi recuerdo en esto para Samuel Langhorne Clemens, el escritor al que todos llaman “Mark Twain”; el pasado año celebramos su segundo centenario). Con Cerbero vigilándonos día y noche, nuestra vida es como la de un ave que pasara su vida aprendiendo a volar.
Como el can Cerbero me vigila para que no cruce el río Aqueronte, el pasado año tuve tiempo y escribí dos libros; uno sobre mi pueblo, ¡qué gozada! Da gusto observar los fuegos que arden al otro lado del río y, al tiempo, observar cómo luchan los tigres entre sí.
Cuando alguien me diga “ya no lees”, no podré escucharle. El can Cerbero andará vigilando para que no regrese del Hades y me complique la vida retoñando, renaciendo y poniéndome a leer...
Fuegos y tigres otra vez, leer es retoñar en primavera.