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1635.- "Benditos ladrones"

02/03/2012

13 de octubre de 1598. El obispo que desmembró a Fuentepelayo del Señorío Episcopal de Turégano tuvo la culpa. La culpa, la gracia y el honor de poner la primera piedra de la ermita de Nuestra Señora de la Fuencisla. Diez años llevaba el prelado don Andrés Cabrera en su villa episcopal tureganense cuando, piedra a piedra, limosna a limosna, los segovianos se desvivieron para homenajear a su virgen construyendo un templo en su honor.

Quince años de trabajo y entusiasmo. Más de cincuenta mil ducados aunque los artífices se quejaran de que “por gastar piedra blanca y menuda en los fundamentos aguanosos quedó falseada la obra, sin poder recibir los torreones conforme a la traza”.

Así comenzó la historia del actual Santuario y el próximo domingo la maravillosa catedral segoviana se llenará de oraciones, emociones, súplicas y sentimientos atinados para celebrar en la catedral un “Acto de Desagravio a Nuestra Señora de la Fuencisla” (sic).

¡Benditos ladrones! ¡Segovia nunca podrá olvidarles! Este robo al que los que saben llaman “sacrílego” está haciendo por el amor de los segovianos a su Madre tanto o más que los generoso donantes de las joyas robadas. Más que aquel militar que nombró a esta virgen “Capitana General del Ejército Español” (bastón de mando incluido).

El solemne acto del próximo domingo en la catedral lo copresidirán el Nuncio de Su Santidad en España y el obispo de Segovia don Ángel Rubio, el sucesor de aquel don Andrés Cabrera que llegó a la diócesis segoviana desde La Puebla de Montalbán, la villa toledana donde nació el escritor Fernando de Rojas, el autor de La Celestina.

“Hoy estarás conmigo en el Paraíso”, dijo Cristo al ladrón arrepentido que fue crucificado a su derecha. Si no recuerdo mal, aquel caco arrepentido se llamaba Dimas, hoy San Dimas, y quiero creer que Nuestra Señora de La Fuencisla estará eternamente agradecida a los ladrones que le robaron sus joyas. ¡Tan grande ha sido el fogonazo de fe, que toda Segovia está movilizada gracias a un hecho a todas luces abominable! Ella, la pobre, nunca tuvo coronas de plata ni joyas con piedras preciosas, pero Dios escribe derecho con renglones torcidos y esos ladrones (ya detenidos y en la cárcel) necesitan saber que María Santísima les protegerá del hambre. De todos los tipos de hambre.

Daré una larga cambiada aunque alguien pueda echármelo en cara; eso que en lenguaje taurino es “lance a una mano que consiste en sacar al toro de la suerte de varas, corriéndolo con el capote extendido a lo largo”. Mi osadía me lleva al propio evangelio: “¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del celemín o debajo del lecho? ¿No es para ponerla sobre el candelero?”(Marcos 4, lo dijo Cristo). “Nadie enciende una lámpara y la cubre con una vasija, o la pone debajo de un lecho, sino que la pone sobre un candelero, para que los que entren vean la luz.”(Lucas 8, lo dijo Cristo; Lucas se olvidó del celemín pero esas cosas pasan).

O sea, que Dios, allá por el año 33 de su Era en el planeta Tierra, se inventó la publicidad y ahora hasta los de Renfe siguen en ello: “Si te ven, estás vendido”, “Si no te recuerdan, no importa la bueno que seas”. Es la nueva campaña publicitaria del AVE. ¡Que los segovianos te vean, Madre Nuestra de la Fuencisla! ¡Que los segovianos te recuerden!

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Publicado en El Adelantado de Segovia el 2 marzo de 2012

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