1554.- La parroquia de Santiago, corazón peregrino de Castilla04/08/2010
¿Qué hacía don Rodrigo Jiménez de Rada en Turégano al finalizar la famosa Batalla de las Navas de Tolosa (1212) en la que participó decisivamente y, diez años después, cuando la inauguración de la primitiva catedral segoviana? Fue entonces cuando promovió desde Turégano las peregrinaciones a Santiago de Compostela, simbolizándolas en el bellísimo retablo pétreo de la iglesia de Santiago, o fue una década después cuando, de nuevo en Turégano, asistió a la inauguración de la primera catedral segoviana? ¿O es que, simplemente vivía en la villa episcopal acompañando a alguno de los prelados segovianos que, desde un siglo antes, tenían aquí su residencia oficial? Aquel arzobispo sabio que luchó contra los almohades, organizó la repoblación del Sur, fomentó las traducciones del árabe, estableció la primacía de Toledo sobre los demás obispados peninsulares y que, en ratos libres, escribió su obra máxima, la Historia Gothica, prácticamente la primera historia de España, la que sirvió como armazón para la Estoria de España de Alfonso el Sabio y para las demás Crónicas Generales que de ella descienden…
Fue en ese contexto donde la iglesia de Santiago de Turégano se convirtió en el puente religioso entre Castilla y Santiago de Compostela, entonces en el Reino de León. Más tarde, con la ampliación del templo y la llegada del Renacimiento con cambios de tendencias artísticas, sucesivos retablos de madera ocultaron un auténtico tesoro artístico ahora alojado en una original girola creada detrás del hermosísimo retablo que se ha restaurado y adelantado varios metros.
Dos años clausurado el culto en la iglesia de Santiago Apóstol de Turégano. Dos años dedicados a sacar a la luz y restaurar un tesoro oculto. Así la noticia y así la expectación mediática… Así, hasta que, precisamente en el día de la Festividad del Apóstol, el obispo de la diócesis presidió una eucaristía multitudinaria que supone el arranque del futuro envidiable de esta iglesia, de la histórica villa de Turégano, de toda la provincia y de toda Castilla. Para añadir solemnidad al acto religioso y complementar la estupenda actuación del coro parroquial, Ramón Torrelledó, el extraordinario maestro director de la Orquesta Sinfónica Estatal Rusa Mitislav Rostropovich, proporcionó un regalo excepcional a todos los presentes: la intervención de Irina Starodubtseva, la gran soprano rusa, que entonó a capella desde el propio presbiterio el Ave María de Gounod, y la actuación de Vladimir Lovtchikov, uno de los representantes rusos más sobresalientes de la escuela clarinetista rusa, el más laureado, que interpretó una pequeña partitura de música sacra del siglo XVIII además del Himno a Turégano del maestro Santiago Berzosa.
Al comenzar el siglo XII, el primer obispo de la Iglesia de Segovia pidió a la reina de Castilla que, en agradecimiento “a los servicios prestados”, le hiciera donación “personal para él y sus sucesores” de la villa de Turégano. Se abría un siglo de vicisitudes religiosas y políticas donde los reyes de León y de Castilla consiguieron finalmente la unión de ambos reinos, y los obispos castellanos y leoneses (con estos los asturianos y gallegos), consiguieron restablecer el culto a Santiago y las peregrinaciones a la tumba del apóstol. En aquel maremágnum político y religioso, con la frontera de los árabes ya en Despeñaperros, los obispos de Segovia contribuyeron decisivamente a la unión religiosa de los reinos de Castilla y de León con sus desvelos para reabrir las peregrinaciones a la tumba del Apóstol: don Pedro de Agén, el obispo don Juan, don Vicente, don Guillermo, don Gonzalo, don Gutierrre, don Gonzalo Miguel, don Gerardo (aquel prelado nuestro que fue capitán aguerrido en la batalla de las Navas de Tolosa y acabó enloqueciendo hasta el punto de que su conducta obligó al papa Honorio III a escribir una Bula Pontificia obligando a los segovianos a obedecer al Administrador de la diócesis, el arzobispo de Toledo don Rodrigo Jiménez de Rada), don Lope de Haro y el maestro don Bernardo, el que consagró la primera catedral segoviana y, para conmemorarlo, desde Turégano don Rodrigo Ximénez de Rada concedió cuarentenas de indulgencias como si Dios y él.
Lo que al descubrirse casualmente parecía un referente extraordinario del Románico del Pirón, resultó ser la clave histórica del románico castellano como punto de encuentro del peregrinaje de la antigua Castilla a Compostela. En cada uno de los arcos de medio punto que rematan las tres ventanas abocinadas aparecen excelentes decoraciones geométricas y florales ricamente policromadas. En el conjunto escultórico, dos grupos de relieves magníficos en piedra policromada, absolutamente geniales, y unos capiteles de extraordinaria factura y significado. En ellos, al igual que en las pinturas murales con figuras de ángeles con instrumentos de viento, se aprecian al menos dos policromías diferentes. El demonio sacando una culebra de la boca de una mujer. Adán y Eva desnudos y cubriéndose con las manos. Aves afrontadas o en soledad. Animales mitológicos. Y como culminación del retablo pétreo del interior del ábside central, el apóstol titular del templo, una escultura de extraordinaria belleza, rebosante de humanidad, de dos metros de altura, con el evangelio en una mano y en la otra un bastón en “tao” en vez del clásico bordón; en sus ojos y semblante, irradia la majestad lapidaria que supo transmitir su excepcional autor. El Pantocrátor en su almendra mística y, alrededor, el Tetramorfos con su representación iconográfica cristiana del águila, el león, el toro y el ángel u hombre alado (en la parte superior, dos cabezas de ángel simbolizando el sol y la luna, alegoría de la ciudad de Jerusalén donde crucificaron a Cristo y decapitaron a Santiago). Peregrinos nobles con los atributos característicos de su dignidad –un rey, una reina y un obispo–. Peregrinos del Pueblo con la indumentaria, ropajes, barba, calzado y abalorios de la época –De acuerdo con uno de los principios del estilo románico, todas las figuras humanas se presentan en isocefalia: las cabezas a la misma altura–.
Con motivo de la inauguración oficial de tan significativa manifestación artística y cultural, Ángel Currás, concejal del ayuntamiento de Santiago de Compostela, y José María Díaz Fernández, el deán de aquella catedral, sobrecogidos por el significado histórico y cultural de lo sucedido en Turégano, se pusieron en contacto con este cronista interesándose por el hallazgo y su significado. A los dos agradezco su interés y desvelo.
Quienes a partir de ahora visiten esta iglesia se encontrarán con uno de los más importantes hallazgos artísticos de los últimos años. Y como ya acuden eruditos e investigadores, cada cual con su teoría más o menos crítica o apasionada, y los turistas y curiosos piden día y hora para contemplar tan singular hallazgo, el cronista de la villa, persiguiendo un acercamiento explicativo al descubrimiento y una aproximación histórica y artística a este templo monumental, ha elaborado y editado un tríptico con fotografías a todo color que se ofrecerá gratuitamente a los visitantes a cambio de una limosna para el mantenimiento del templo.
(foto VBV)