Volver a Artículos     
1547.- La semana del éxtasis

15/06/2010

Andamos traspapelados en la semana del éxtasis. La del fútbol y la política. La del fin del laportismo y la resurrección del zapaterismo desacreditado. La del fin del villano y el principio del héroe (a Voltaire no le gustaban los héroes “porque hacen demasiado ruido”, pero es otro cantar, cantar de veleidades). La de La Roja y el decretazo pactado. La de las consignas y el acabose. La gran semana del mes de las tinieblas luminosas. Cuando las personas se transfiguran y las Gemio, los Jordi Hurtado y las Raholas redoblan cruzadas de blanqueo de capitales sin rédito. No debiera hablarse mal del puente hasta haber cruzado el río pero a estas alturas de la farsa quién sabría que detrás de Wyoming se esconde un tal José Miguel Monzón Navarro que fue el médico de Buitrago del Lozoya.
Las capas que vuelven invisibles a los villanos del paripé buscan tiempo y sólo eso mientras los escuderos montan la mascarada. En la semana del éxtasis, los villanos son héroes y viceversa. Los villanos son personajes de ficción pastando por su melodrama para enfrentarse a los héroes, esas personas que realizan acciones valientes y muy bien agradecidas: una sola hazaña digna de elogio y, zas, al paraíso de los intocables sagrados. Viceversa, se sabe, es un adverbio que significa al revés y, desde que el mundo es mundo, los amigos del villano convierten a su amo en héroe, Son estómagos agradecidos que utilizan su cerebro escuálido como calcetín que recubre los juanetes de su alma en pena.
Es la semana del éxtasis, de la resurrección de los muertos vivientes, de las ojeras y las resacas, de las consignas y los lemas, del tirabuzón de los calvos. La del antes y el después como cuando a Clavero Arévalo, junio del 77, le nombraron “Ministro Adjunto de las Regiones”. El mismo día, a Nacho Camuñas le nombraron “Ministro Adjunto para las Cortes” y al general Gutiérrez Mellado Vicepresidente Primero y ministro de Defensa. Dos años después, un 5 de abril, a mi amigo Rafa Arias le nombraron Ministro Adjunto de Coordinación Legislativa. ¿En qué pensaría Adolfo Suárez cuando repartía ministerios adjuntos como cuando en Cebreros sacan en procesión a la Virgen de Valsordo, la antigua Virgen de los Toros?
Zapatero nunca nombraría un ministro adjunto porque sería como colgar a La Roja un escapulario laico. Vive cada semana su semana del éxtasis.

  Volver a Artículos