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1396.- Una de cuatro

07/07/2007

En todos los continentes, jefes y reyes se llaman señores de los cuatro mares, de los cuatro soles, de las cuatro partes del mundo, los cuatro puntos cardinales, los cuatro pilares del universo, las cuatro fases de la luna, las cuatro estaciones, los cuatro elementos, los cuatro ríos del Paraíso Terrenal… Según una tradición, el Profeta Mahoma dijo: “La noche en que fui llevado al cielo se me mostraron todos los paraísos y vi en ellos cuatro ríos: uno de agua, otro de leche, otro de vino y otro de miel”. Cuatro, siempre cuatro. Como en este mes de mi Pensadero desde Finisterre: cuatro columnas de los cuatro martes de agosto, hoy la primera, el agua, que es como comenzar agosto atemperando “la" calor.
Tres significaciones simbólicas tiene el agua: fuente de vida, medio de purificación y centro de regeneración. Dicen los textos hindúes que el agua es la “Prakriti” porque el huevo del mundo se incuba en la superficie de las aguas. No me resisto a la fórmula mágica de Víctor Segalem, aquel arqueólogo y poeta francés: “Mi amante tiene las virtudes del agua: clara sonrisa, gestos fluentes, voz pura y que canta gota a gota.”
Se veranea en la montaña o en la playa. Cuando hay playa hay mar y el mar es agua y el agua prosperidad: playas de Andalucía, de Asturias, de Baleares, de Canarias, de Cantabria, de Cataluña, del País Vasco, de Galicia, de la Comunidad Valenciana, de Murcia y pare usted de contar, ¡no va más! Pronto habrá menos playas de España, pertenecerán a tres o cuatro estados diferentes, uno de ellos España -si no nos llaman Iberia o la DPI (Federación de los Pueblos Ibéricos)-. Usted y yo lo veremos pero no es como para ponerse a especular. Veranear en Silgar, en La Concha o en Salou será un viaje al extranjero, sin pasaporte, claro, sólo faltaba, en eso como en Saint-Tropez, Hidra, Capri, Rímini o el Lido de Venecia. Cosmopolitas horteras, veranearemos en el extranjero. Como los ricos que presumen y los pobres que se hipotecan.
He aprendido que dos personas pueden mirar la misma cosa, el mismo problema, y ver algo totalmente diferente: sea un grano de arena o una roca, en el agua se hunden de igual manera. Neruda lo veía así: “En el amor, como agua de mar te has desatado”. Y mientras aquel chileno inmortal cantaba “mientras la lluvia rompe contra el mar y la tierra su boca innumerable”, una mamá dice a su niño: métete en el agua, niño, lleva camisetas de recambio, si te mojas y te enfrías, cámbiate enseguida, al salir te pones una bien sequita y solucionado.

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