1261.- 'Turégano', serranilla
No recuerdo donde estrenó Andrés Segovia la serranilla “Turégano”. La escribió para su guitarra el autor de “Luisa Fernanda” y cien zarzuelas más: el maestro Moreno Torroba, aquel genio. Nacido en Madrid el 3 de marzo de 1891, Moreno Torroba no sólo fue un afamado compositor, sino que desarrolló una importante labor de difusión y protección de la música desde los despachos de la Sociedad General de Autores de España y la Real Academia de Bellas Artes. Aunque es recordado por sus zarzuelas exitosas, también compuso un gran número de partituras siguiendo los diversos estilos sinfónicos e instrumentales europeos: la ópera “María la tempranita”, el “Capricho Romántico”, la “Suite Castellana para orquesta”...
Andrés Segovia nació en Linares (Jaén) en Febrero de 1893 y desde muy joven sintió una enorme atracción por la guitarra, un instrumento que por aquel entonces estaba considerado vulgar y marginado de la música "culta". Por esto mismo, su familia intentó orientarle hacia otros instrumentos; de hecho, su padre reconoció haberle roto alguna que otra guitarra en sus comienzos. Se formó, sobre todo, estudiando por su cuenta partituras de Fernando Sor y Francisco Tárrega, los dos paladines de la guitarra en el siglo XIX, y transcribiendo música de otros instrumentos, especialmente de Juan Sebastián Bach. A los dieciséis años comenzó a dar recitales en diversas ciudades españolas y su éxito fue ya tan imparable que llegó a tocar en el propio Teatro del Liceo de Barcelona, donde le negaban el paso argumentando que ese instrumento no tenía suficiente entidad para tocarse allí. Se presentó en París y Londres en 1924 y, luego, por todo el resto de Europa. En 1928, hizo su debut en Estados Unidos, donde obtuvo un éxito inenarrable. Pieza clave para su prestigio internacional era la extraordinaria sonoridad que extraía de su guitarra sin que afectase a la riqueza del sonido -se decía que era un artista "de hierro y terciopelo"-. Elevó un instrumento vulgar como la guitarra a la altura de los instrumentos más reconocidos de la orquesta, consiguiendo que grandes compositores escribiesen música para guitarra. "Daba a su interpretación una vida tan intensa que parecía crear de nuevo la música que tocaba", se decía.
El maestro de maestros Moreno Torroba escribió para Andrés Segovia una obra fundamental: la suite “Castillos de España”. Para dar forma a una “sucesión” de piezas musicales (eso es una “suite”), eligió ocho localidades españolas con castillo. Comienza la obra precisamente con “Turégano”, una serranilla, y concluye con “Alcázar de Segovia”, una llamada. En el cuerpo de la obra: “Torija”, “Manzanares el Real, “Montemayor”, “Alcañiz”, “Sigüenza” y “Alba de Tormes”. Después del estreno y la grabación de Andrés Segovia en 1962, por su especial dificultad sólo guitarristas virtuosos se han atrevido con la serranilla “Turégano” -ahora, en una hermosa ciudad del sur de España, con el patrocinio de la Caja San Fernando, se ha tocado en vivo la serranilla “Turégano”; todo un éxito-.
¡Cuántas veces habrá escuchado este tureganense la serranilla “Turégano” en la grabación portentosa de Andrés Segovia con el sello Deutsche Grammophon! Si a Federico Moreno Torroba le concedieron en vida la medalla de oro de la Villa de Madrid, mi pueblo debería dedicar a ambos (al autor y al guitarrista) una placa conmemorativa en el salón de plenos del Ayuntamiento o en la propia plaza mayor; incluso hacer sonar la serranilla como comienzo o fin de sus afamadas ferias y fiestas. No es necesario esperar, por ejemplo, a que dentro de un par de años se cumpla el 25 aniversario de la muerte del autor.
Aunque el ‘Turégano’ de Moreno Torroba sea una serranilla, a algunos nos suena a música celestial en el mejor sentido de la palabra (quizás porque el pueblo de cada uno es el agujero por donde se manifiestan más bellas las cosas que nos rodean; algo así decía Dante de la Gloria). Interpretada por Andrés Segovia, la serranilla “Turégano” es como cuando en la película “El hombre que nunca estuvo allí” de Joel Coen, un genio de la música decía al protagonista: “Tocar un instrumento musical no es un problema de dedos. Se toca con los dedos, pero la música emana, viene de dentro. La música empieza en el corazón, se expande por los dedos y luego tal vez, sólo tal vez, se eleva hacia el aire” Y añadía refiriéndose a una joven que simplemente aporreaba el piano: “Esa chica es una chica estupenda, tiene manos hábiles de buena chica. Creo que tal vez algún día pueda llegar a ser una excelente mecanógrafa.”
Sirva este recuerdo de humilde homenaje personal a dos genios que se acercaron a nuestras cosas para eternizarlas con el ensueño de la música: al compositor Federico Moreno Torroba y a Andrés Segovia, el guitarrista más prestigioso de todos los tiempos.