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1979.- La gloria y el poder

18/12/2017

En el skyline deportivo, político y social, la parrilla de salida —el lugar señalado en el que se colocan los competidores— facilita el poder, y la llegada victoriosa a la meta proporciona la gloria. No como el título de la novela que Graham Green escribió en 1940 —El poder y la gloria— sino al revés.

“La gloria engaña, pero es un engaño con el que terminamos abrazados”, escribió el uruguayo Mario Benedetti, y su paisano Eduardo Galeano subrayó que “El poder, es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”.

Lo que comenzó siendo la historia de dos mujeres se tornó en la gloria y el poder y al tiempo que una de ellas respalda con sonrisas el triunfo de los no independentistas, la otra patrocina con lágrimas el camino de la independencia de Cataluña.

No hablo de las “Dos mujeres” de una película de Vittorio De Sica, que en el idioma original se titulaba “La coceara”. Las dos mujeres españolas, Inés Arrimadas García y Marta Rovira i Vergés, no son protagonistas de una película sino de una realidad que intenta transformar la situación de España en un período de paciencia y serenidad o en una etapa de ira y furia. Las dos nacieron después del 20 de noviembre de 1975, el día en que murió Franco —la primera, el 25 de enero de 1977, la segunda, en 1981.

Marta Rovira es la actual secretaria general de Esquerra Republicana de Catalunya. Nació en Vich, provincia de Barcelona, y en noviembre de 2017 afirmó en declaraciones sobre el referéndum del 1-O: «El Gobierno (central) contemplaba ese escenario de violencia con la entrada de armas en Cataluña, muertos en las calles, sangre, uso de balas y no de pelotas de goma como en el referéndum del 1-O» —unas declaraciones calificadas por el Gobierno español de “burdas mentiras” como las de su jefe Puigdemond que es un correcamins pocavergonza, en español, correcaminos sinvergüenza.

Inés Arrimadas es diputada del partido Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña desde diciembre de 2012 y nació en Jerez de la Frontera el 3 de julio de 1981 —aún estaba en las entrañas de Inés García, su madre, cuando el 23 de febrero de aquel año el teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero y otros golpistas de diferente rango militar y civil intentaron dar un Golpe de Estado en España—. "Tenemos que poner fin al procés en las urnas. El 21D que nadie se quede en casa: dejemos de perder tiempo, oportunidades y amistades y salgamos a votar para iniciar una nueva etapa en Cataluña”, suele decir Inés Arrimadas.

“Historia de una cobardía”, el título de la primera novela que escribió Graham Green, me sirve para no echar en saco roto a Puigdemond —sus mentiras ruedan como un sol pagado— y a otros abraçafanals —en español, personas a las que les gusta quedar siempre por delante de los demás.

Si Graham Green escribió en 1949 “El tercer hombre”, la novela que sirvió de guión a una de las películas más famosas de la historia del cine, en el escenario de las dos mujeres habría que colocar una caravana de mujeres: Carme Forcadell, Neus Munté, Joana Ortega, Núria de Gispert, Irene Anna Simó y Alba Vergés, Anna Figueras, Maria Senserrich, Marta Pascal, Neus Lloveras, Montserrat Candini, Magda Casamitjana, Anna Gabriel, Isabel Vallet y un largo etcétera.

Al tiempo que Aida Ginestar Pau, concejala podemita de Deportes y Cultura del Ayuntamiento de Alzira, sugería que se quemen todas las iglesias, Òmnium Cultural recibía doce millones de euros para financiar el golpe, y si como parece Artur Mas ha sido y sigue siendo el eje y de la estrategia golpista, los actuales enigmas hipotéticos estarán despejados antes de que llegue la Navidad dulce Navidad de los cavas españoles y los champanes franceses —las iglesias y los conventos de Madrid fueron los primeros en ser incendiados, y el mismísimo Manuel Azaña, un político que desempeñó los cargos de presidente del Gobierno Provisional, presidente del Consejo de Ministros y presidente de la Segunda República, se negó con estas palabras: “Todos los conventos de España no valen la vida de un republicano. Si sale la Guardia Civil, yo dimito”.

“Nunca intentes ganar por la fuerza lo que puede ser ganado por la mentira”, escribió el florentino Nicolás Maquiavelo, el padre de la Ciencia Política moderna (1469/1527) y con las sonrisas y lágrimas de las mujeres españolas enfrentadas en la misma batalla, atando cabos digo que me gustaría decir que cuanto aquí hoy se dijo “se non è vero, è ben trovato”, aunque me quede la duda de si no habrá sido al revés.

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