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1966.- Saben aquel que diu

30/10/2017

Con permiso de Eugenio, un catalán de Barcelona, ¿saben aquel que diu que difícilmente sabremos cuál es la trinchera de Puigdemont y su comparsa independentista? —en español, “¿saben aquel que dice?”—. ¿Un thriller irrespetuoso? ¿Una novela de suspense o de misterio que provoca una fuerte tensión emocional?.

Se creen los guardianes de la galaxia pero han entrado en el basurero de la historia de España. Carles Puigdemont querría ser José Napoleón I, aquel rey al que los españoles llamaban Pepe Botella o Pepe Plazuelas.

En el centenario de la revolución bolchevique, la llamada Revolución de Octubre, los independentistas conjurados buscan un Michelangelo Buonarroti, Miguel Ángel el Divino, para convertirse en inmortales sin gloria o en mortales glorificados.

Para dar su versión, se echa de menos a Paco Umbral, un periodista que en 1965 escribió Balada de gamberros y que se casó con una mujer que se llamaba España.

¿Saben aquel que diu que un señor que no tiene brazo entra en una barbería y le pide al barbero que le afeite la barba? El barbero empieza y le hace un corte a la mejilla izquierda, después otro en la mejilla derecha, después otro en el bigote y otro en la barbilla. En esto que el barbero, para disimular intenta hablar con el señor y le pregunta: —¿Usted ya ha estado por aquí alguna vez, no? —¡No, el brazo lo perdí en la guerra!

Con permiso de Eugenio Jofra Bafalluy que en paz descanse, me pregunto si saben aquel que dice que los españoles hoy se plantean si lo que está sucediendo es un chiste, una ensoñación o un suicidio tan complejo como el de Alfonsina Storni:

A la una de la mañana de un martes, Alfonsina salió a la calle en el más absoluto silencio. Nadie la vio partir. Ella estaba hospedada en el Hotel San Jacinto, ubicado en 3 de Febrero 2861, propiedad de Luisa Orioli de Pizzigati –donde ubicaron la placa–. A paso lento avanzó por las calles polvorientas hasta llegar a la escollera del Club Argentino de Mujeres. Uno de sus zapatos quedó atrapado entre los fierros antes de saltar al agua. El cadáver de la escritora fue encontrado por unos obreros postrado en la orilla, azul por el frío y salpicado con arena. Llevaba horas humedecido por el mar de octubre. El periódico La Nación tituló al día siguiente “Ha muerto trágicamente Alfonsina Storni, gran poetisa de América”.

Pese a cualquier versión de su suicido, el talento de Alfonsina Storni no es un invento de la tragedia. Entre las líneas de sus poemas aparecieron pinceladas de romanticismo nunca antes vistas, fue así que su obra tomó un nuevo camino. El modo de darle fin a una vida, supuestamente aplastada por la angustia de un desamor, había sacudido el ámbito de las letras argentinas.

“Hágame el favor querido lector: tácheme. Y reescríbame. Antes de que todo esto vuele en pedazos” —una frase. Dieciséis palabras. Dos puntos seguidos y uno final. Ni una coma—. A Agustín Marangoni le costó alrededor de dos años escribirlo, cada día un cambio, cada mes cien, y al final salió lo que salió. Su intención era ensamblar historias completas usando la menor cantidad posible de palabras. Su objetivo, ajustar las clavijas al máximo y lograr una narración que oscilara entre la linealidad y la metáfora.

“Definitivamente/ parece confirmarse que este invierno/ que viene, será duro” —por señalar el contexto explico que esos tres versos corresponden a un poema titulado “Noche triste de octubre, 1959” de Jaime Gil de Biedma que casualmente compré en la Librairie Espagnole de la Rue de Seine de París el 28 de enero del año 2000. Un poeta que nació en Barcelona en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía castellana de Nava de la Asunción desde donde su padre se trasladó a Barcelona.

Atando cabos, ¿saben aquel que diu que en una procesión le pregunta un señor a una señora: ¿Oiga, quién es el muerto?, y ella: ¡Creo que el que va dentro de la caja! Las cosas son como son, y hoy digo que difícilmente sabremos cuál es la trinchera de Puigdemont y de sus marionetas y que, con la venia de nuestro Jaime Gil de Biedma, “parece confirmarse que este invierno que viene será duro porque la vida va en serio aunque uno lo empieza a comprender más tarde”.

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