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1941.- Tres corazones

20/06/2017

Dicen que el pulpo tiene tres corazones, dos de ellos para bombear la sangre a las dos branquias y el tercero para repartirla por el resto del cuerpo.

Históricamente, el tres era el más agrado de los números. Platón le consideraba la imagen del Ser Supremo en sus tres personalidades: la Material, la Espiritual y a Intelectual; lo que tácitamente determina a la unidad Hombre, por cuya razón tal vez Aristóteles llegó al convencimiento de que el Tres contiene en sí al Principio, al Medio y al Fin, el símbolo de la perfecta Armonía, del factor de Conservación y del Progreso natural entre todos los seres y las cosas. En la mitología griega y romana, al número tres se le conside¬raba el principal atributo de los sucesos legendarios. Padre, Hijo y Espíritu Santo constituyen el dogma central sobre la naturaleza de Dios en la mayoría de las iglesias cristianas.

El Catecismo de la Doctrina Cristiana del padre jesuita Gaspar de Astete, el que se estudiaba en media España —en la otra media se estudiaba el catecismo del padre Jerónimo Martínez de Ripalda, otro jesuita—, así decía con preguntas y respuestas: Pregunta: la Santísima Trinidad, ¿quién es? Respuesta: Es el mismo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero./ P.: ¿El Padre es Dios? R: Sí, Padre./ P.: ¿El Hijo es Dios? R: Sí, Padre./ P.: ¿El Espíritu Santo es Dios? R.: Sí, Padre./ P.: ¿Son tres Dioses? R: No, sino un solo Dios verdadero, como también un solo Omnipotente, un solo Eterno y un solo Señor./ P.: ¿El Padre es el Hijo? R:: No, Padre./ P.: ¿El Espíritu Santo es el Padre o el Hijo? R: No, Padre./ P.: ¿Por qué? R.: Porque las personas son distintas, aunque es un solo Dios verdadero./ P.: Según esto, ¿cuantas Naturalezas, Entendimientos y Voluntades hay en Dios? R: Una sola Naturaleza, un solo Entendimiento y una sola Voluntad./ P.: ¿Y cuantas personas? R: Tres distintas, que son: Padre, Hijo y Espíritu Santo.”

No son paparruchadas la existencia de tres corazones. El hombre necesita un corazón tridimensional —sentimientos, emociones y acciones— antes de que aparezcan las eternas tinieblas de las “Noches sin amanecer”, como el título de la novela de un tal José Antonio Mulero en la que se relataba la historia de una persona desde su más tierna infancia —allá por los años 30 del pasado siglo XX— hasta su madurada juventud durante la feroz y hambrienta posguerra española.

Con el nuevo Pedro Sánchez del viejo PSOE, o al revés —el viejo Pedro Sánchez del nuevo PSOE— para intentar liquidar los desvaríos que hasta aquí he aforismado, digo que la pasada semana se explicó en “Amar es para siempre” —el programa vespertino de Antena 3 Televisión— que "en Turégano la gente se come medio cordero para cenar y como si fuera una tortilla francesa”. Si aunque tuvieran tantos corazones como los pulpos, los guionistas de ese programa hubieran consultado al cronista oficial de esa villa, aun a sabiendas de que estaban regando fuera del tiesto él agradecería la alusión y el recuerdo público de una de las villas más ilustres de Segovia y de toda Castilla.

Atando cabos hoy concluyo con un poema de Amado Nervo —Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz—escrito hace más de cien años que así dice: “Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas…”, y etecé. Que cada cual con su pan se lo coma.

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