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1927.- Tigres vigilados

31/03/2017

Érase una vez un brujo que se convirtió en tigre. Como hacía muchas maldades, la gente le siguió, le cazaron y le apalearon dejándole destrozado. Regresó todo lastimado a su casa. Estaba llorando cuando su compadre llegó a visitarle y le preguntó: “¿Qué te pasa?”/ “Me cazaron, ayúdame”./ “Tráeme los sesos de mi cabeza y la sangre de mi corazón; están en el lugar donde me golpearon”. El compadre fue a buscar lo que le había pedido el brujo pero no encontró ni la sangre ni los sesos pero tenía cara de tigre y bigotes alargados.

No recuerdo dónde leí ese cuento/fábula tan revelador pero, con brujos, con tigres o sin ellos, Cerbero nos vigila mientras sentados en lo alto de la montaña observamos cómo luchan los tigres entre sí.
El can Cerbero era el perro de Hades. Un monstruo de tres cabezas, con una serpiente en lugar de cola. Guardaba la puerta del Hades para que los muertos no pudieran regresar y los vivos no pudieran entrar hasta que les llegara la hora. Hades era hermano de Zeus, el padre de los dioses, y de Poseidón, el dios del mar, las tormentas y los terremotos —el «agitador de la Tierra».

El ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, un agitador incansable, ha pedido a los aparentemente suyos que las primarias no se conviertan en un "ejercicio de nostalgia". Que sean el kilómetro cero del cambio que necesita el país. Piensa y cree que tanto Zapatero como González le apoyarían si ahora tuvieran 35 años menos —se le olvidó decir que Susana Díaz nació en 1974, él en 1972, dos años antes, y Patxi López en 1959, 15 años antes que Susana.
Pedro Sánchez es un arquetipo desconcertante de “RHvencerOmorir”. Si gana las Primarias socialistas, no sabrá a qué atenerse y desde dónde intervenir en el gobierno de España. Cuando en el 2014 fue elegido secretario general del PSOE, Susana Díaz le apoyó a él en vez de a Eduardo Madina cuatro años más joven que el electo.

Mark Twain decía que es mejor tener la boca cerrada y parecer estúpido que abrirla y disipar la duda, pero cuando llegue el Día del Libro, ya se sabrá quién ha ganado las Primarias del PSOE. O sea, que para el 23 de junio Pedro regalará una rosa a su Begoña y un libro al sepulturero.

Lo del Día del Libro tiene su intríngulis. Con el propósito de promover la lectura, la publicación y los derechos de autor, la ONU lo estableció el 23 de Junio porque ese día del año 1616 se conmemora el fallecimiento de William Shakespeare, de Miguel de Cervantes y del Inca Garcilaso de la Vega. Tanto la celebración como su fecha fueron instituidas durante la Conferencia General de la UNESCO del año 1995.
En Cataluña, ese día se celebra el día de San Jordi, San Jorge, cuya muerte ocurrió el 23 de abril del año 303 —¡toma castañas!—, a las mujeres se les regala una flor y a los varones un libro —un alegato machista teniendo en cuenta que las flores son el órgano sexual de las plantas, y el libro, el producto del intelecto humano.

Mientras vivimos, navegamos “por el mejor de los tiempos y por el peor de los tiempos, por la edad de la sabiduría y también por la de la locura”—en esto, mi recuerdo a Mark Twain, un escritor que en realidad se llamaba Samuel Langhorne Clemens y que fue un excelente escritor, un brillante orador y un ameno humorista estadounidense que se murió en 1910, la penútima vez que pasó cerca de la Tierra el cometa Halley —algunos pudimos verlo en 1986, y no regresará hasta el 2061, cuando Pedro Sánchez esté a punto de cumplir los noventa años —los hombres y las naciones tienen toda una vida por delante porque la vida, corta o larga, siempre se tiene por delante; por detrás, solo el pasado: la nada disfrazada de recuerdos.

Con los tigres, las triguesas y el brujo con cara de tigre y bigotes alargados en el retrovisor, atando cabos agrego que la vida es un ave que pasa sus días aprendiendo a volar, y que en eso anda España en esta primavera del 2017 en la que los agitadores del sarao político realizan genuflexiones laicas a quien les viene en gana.


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