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1895.- La hecatombe

03/10/2016

No estoy guionizando una hecatombe al estilo griego -hekatómbê designa un sacrificio religioso de cien bueyes; hekatón (cien) y boûs (buey)-.Popularmente, la palabra "hecatombe" se usa para señalar una gran catástrofe independientemente del número de víctimas y del grupo al que pertenezcan.
Hecatombe al estilo español. Plano largo, luz en declive. Pedro Sánchez entra a la habitación. Mira a su alrededor. Sus ojos están aguados. Sobre la cama una corbata de Hermés y unos calzoncillos de Emporio-Armani. Traga saliva. Begoña Gómez se asoma por la puerta, se sobresalta, deja el vestido rojo sobre la cama, se sonroja. Pedro sale muy molesto de la casa, se sube a su vehículo, arranca a toda máquina y se va, perdiéndose por la calle, no se sabe a dónde va. Begoña se queda blanca. Pedro, nervioso, llama por teléfono. Meritxell Batet se sobresalta al escuchar la voz casi un suspiro de su jefe, se nota que está nerviosa. Adriana y Valeria, las gemelas de Meritxel, miran sobresaltadas, nacieron un 24 de septiembre, son fruto del matrimonio de su madre con el diputado del Partido Popular y ahora secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, con quien se casó en el 2005, y del que actualmente está separada. Plano corto, luz cegadora, el ex de Meritxell se mira en el espejo con cara de preocupación —el guión de la primera parte está a punto de finalizar.

Pausa de cuatro segundos, cae lentamente el telón y en el aire quedan mil incógnitas.

Cuando un loco tiene una idea, busca una multitud llamada "pueblo" que le siga y se convierte, uno de enero, dos de febrero, tres de marzo y todo lo demás, en un héroe valiente o en un titán cobarde; local o nacional según el caso. Casi como en la sorprendente historia del Flautista de Hamelín: Cierto día apareció un desconocido ofreció sus servicios a los habitantes del pueblo. A cambio de una recompensa, él les libraría de todas las ratas, a lo que los aldeanos se comprometieron. Entonces el desconocido flautista empezó a tocar su flauta y todas las ratas salieron de sus cubiles y agujeros y empezaron a caminar hacia donde la música sonaba. Una vez que todas las ratas estuvieron reunidas en torno al flautista, éste empezó a caminar y todas las ratas le siguieron al sonido de la música. El flautista se dirigió hacia el río Weser y las ratas, que iban tras él, perecieron ahogadas. Cumplida su misión, el hombre volvió al pueblo a reclamar su recompensa, pero los aldeanos se negaron a pagarle. El flautista, muy enfadado, mientras los habitantes del pueblo estaban en la iglesia, él volvió a tocar con la flauta su extraña música y esta vez fueron los niños, ciento treinta niños y niñas, los que le siguieron y abandonando el pueblo los llevó hasta una cueva. Nunca más se les volvió a ver. —según algunas versiones, algunos de los niños se quedaron atrás: un niño cojo que no los pudo seguir por no poder caminar bien, uno sordo que solo los siguió por curiosidad y uno ciego que no podía ver hacia donde llevaban a sus compañeros y se perdió.
Hay una piedra junto al molino “esbaratao” (destrozado, roto e inútil) de mi pueblo, un pedrusco que parece un monolito monumental, y en ella la inscripción “Viva la libertad”. Nunca supe el porqué de ese pedrusco y de ese grito de rebeldía, hasta que un buen día el abuelo me explicó: "Fue una broma del tío Cotuche", y yo me puse a pensar, uno de enero, dos de febrero, tres de marzo y todo lo demás, y pensé que los cojos, los sordos y los ciegos podrían informarnos y tal vez librarnos del actual flautista de Hamelín.
No estoy guionizando una hecatombe al estilo griego sino al estilo español. Una playa en pleamar. El paisaje sin figuras humanas, solo flora, fauna, clima, vegetación y los ojos llorosos de Pedro en el horizonte, dice que las personas ególatras hacen lo que sea para que su yo no se diluya. En la mirada se nota que su ego no se acaba con la dimisión al frente del PSOE. La trinchera del horizonte es un espejismo y alguien, tal vez Begoña, la mujer que le gobierna, le ha aconsejado una de las “36 Estrategias Chinas para la Guerra”, un libro para no olvidar: “Hacerse daño a sí mismo para ganarse la confianza del enemigo”.

Con las dos primeras partes guionizadas, atando cabos digo que si hace una semana escribí sobre la metamorfosis de Gregor Samsa, hoy me limito a recordar a su autor, Franz Kafka, un escritor de origen judío que escribió esta reflexión: “Por más que animes tanto como quieras a alguien que tiene los ojos vendados a mirar a través de la venda, no verá jamás. No empezará a ver más que desde el momento en que se quite la venda”.

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